El café, ¿con o sin azúcar?

25/02/2022

En la cultura del café, el azúcar es un ingrediente habitual en las preparaciones de millones de personas en todo el mundo. En los inicios del café, la novedad del sabor amargo de la bebida y los primeros métodos de elaboración, incentivaron la costumbre de echarle azúcar. Esto es algo que hoy en día perdura y que divide a los consumidores en dos grupos muy definidos: los que toman el café con azúcar y los del café sin azúcar. Pero realmente, ¿sabes qué aporta el azúcar a la taza de café?

Para ello, vamos a dar respuesta a varias preguntas que nos ayudarán a resolver esta encrucijada.

¿Qué efecto tiene el azúcar sobre las cualidades sensoriales de una taza de café?

Está claro que añadir azúcar al café disminuye el amargor de la bebida. Como no todo el café es de calidad y la mayoría de la gente todavía sigue consumiendo cafés robustas o blends de café Arábica y Robusta, el sabor amargo suele ser muy habitual en la taza. Durante el proceso de tueste del café se forman compuestos amargos que sobresalen en la degustación, pero que cambia, mejorando su sabor, cuando le añadimos azúcar.

En el caso de tazas preparadas con cafés 100% arábicas de calidad, su sabor y aroma son más ricos en otros compuestos para nuestra percepción sensorial, mientras que la presencia de compuestos amargos derivados del ácido clorogénico es mucho menor. Aún así, se debe utilizar azúcar (eso sí, en menor cantidad) en cafés especiales porque todavía queda amargor, ya que mejorará la percepción de otros compuestos aromáticos. Si se usa en grandes cantidades, estropeará la bebida ocultando todos sus sabores.

¿Qué aspectos mejora el azúcar en el café y a qué otros puede restar valor?

Añadir azúcar al café reduce la sensación de amargor provocada por sustancias como el ácido cafeico o el ácido quínico pero, además, equilibra la sensación de alta acidez en los cafés más ácidos. Se suele decir que si quieres disimular los defectos de una bebida, la solución es ponerle azúcar. Sin embargo, añadirlo en exceso también contribuye a esconder las buenas cualidades que esta pueda tener. Esto sucede porque en el exceso de azúcar, nuestra lengua y papilas gustativas están sobrecargadas y la percepción de ácidos es reemplazada por dulzura, provocando que el resto de sabores pasen desapercibidos.

¿Qué buscan los consumidores cuando echan azúcar al café?

El sabor dulce está ligado a una sensación de recompensa en nuestro cerebro, por lo que cuando se potencia esa dulzura sin estropear el resto de sabores, degustar una taza de café se convierte en un auténtico placer.

¿Qué pasa en el caso de los cafés de especialidad?

Los cafés de especialidad se distinguen porque ofrecen diferentes sabores y aromas, haciendo que la bebida sea placentera. Debido al proceso de preparación de la bebida, el amargor siempre está presente pero al ser una característica del café, su presencia no es negativa siempre y cuando no destaque. Añadir azúcar a un café de especialidad no es una barbaridad aunque está claro que, en caso de hacerlo, la cantidad que echemos debería ser mucho menor que en un café normal. Un poco de azúcar en una taza de especialidad tiene el potencial de armonizar aún más la bebida y mejorar la percepción de otros compuestos aromáticos, al menos para las personas sensibles a las sustancias amargas y a la acidez.

En cuanto a si un tipo de azúcar es mejor que otro, esto ya es una cuestión de paladar. Cada uno debe valorar si el sabor que el azúcar añade a la taza de café le gusta o no, y, también, si añadiéndolo a su taza le permite percibir todo el sabor de la bebida.

 

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