El té de Turquía

02/08/2023

En Turquía, el té se conoce como “çay” y es una bebida que forma parte de la cultura nacional. En taza, el té de Turquía elaborado a la manera tradicional del país es un té muy diferente al té que se consume en otros países, con una historia propia y una forma de preparación distinta.

Historia del té turco

Turquía es el quinto productor mundial de té y en torno a este producto se ha desarrollado una sólida cultura repleta de tradiciones y rituales. Se empezó a cultivar en el siglo XX cuando se determinó que era posible producir esta planta en la provincia de Rize, en la parte este de la costa del mar Negro.

Las condiciones para el cultivo del té Rize pronto fueron evidentes y en 1924 el gobierno del país aprobó una ley para proteger y promover este cultivo. El objetivo era asegurarse una producción con garantías para poder iniciar su producción comercial. A finales de la década de 1930, Turquía importó 70 toneladas de semillas de té negro desde Georgia y creó viveros en Rize para abastecer a los productores de la zona.

Los campos de té del mar negro

Poco a poco se fueron ocupando tierras con jardines de té que acabaron transformando el paisaje de estos territorios, donde hoy la producción de esta planta es una de las principales actividades económicas de la zona. En 1940 una ley adicional que apoyaba a los agricultores y protegía sus derechos impulsó el cultivo de té en la región y en 1947, se inauguraba en Rize la primera planta de procesamiento de hojas de té verde. A partir de ahí, el cultivo de té se extendió a los territorios de Ordu, Giresun, Trebisonda y Artvin.

En 1971 se creó el Çay-kur, DIrectorio General de Empresas del Té, como única empresa autorizada para el comercio del té con el objetivo de lograr un mejor y rápido crecimiento del sector. Al principio, la meta principal de la producción de té era satisfacer la demanda interna. Hasta 1963 la producción habría sido insuficiente y se cubría la brecha entre producción y demanda mediante importaciones. A partir de entonces, la producción alcanzó un nivel superior a la demanda y se empezó a exportar. Este país exporta hojas de té enteras y también té empaquetado a punto para la venta al público a algunos países.

La producción del té

En Turquía se cultiva té negro, cuyas hojas se recogen a mano tres veces al año, en mayo, julio y septiembre. A diferencia de otros lugares, en Turquía nieva sobre el té contribuyendo a proteger las plantas de hongos y plagas de forma natural.

El microclima único de las zonas montañosas cercanas al Mar Negro hace posible este cultivo, sustento para más de 205 mil productores en este país. El té crece en las laderas de los montes, en terrenos regados por las lluvias monzónicas, hasta que los cosechadores cortan con tijera las hojas durante la madrugada para asegurar su máxima calidad. Después el té es trasladado a las estaciones de procesamiento donde se emplean los métodos Ortodoxo (hojas enrolladas a mano o por máquinas para romper las celdas y provocar la oxidación) o CTC (triturado, despedazado y enrollado) para dejar a punto el té para su comercialización.

La producción media del país ha superado las 270.000 toneladas/anuales, de las que un 90% se queda en el país para consumo interno.

Más que una bebida

Los habitantes de este país aman el té, es considerada una bebida nacional junto con el ayran, el salep, el boza y el café turco. Lo beben personas de todas las edades y clases sociales en el desayuno y por la tarde. Es una bebida cultural, se consume en reuniones familiares y con amigos ya que es una forma de demostrar hospitalidad.

El té de Turquía no es lo mismo que el té turco. El “té de Turquía” hace referencia al origen del producto mientras que el “té turco” se refiere a una preparación del té y su cultura. El té negro turco se considera un té de sabor fuerte, consistente y buen aroma, descrito generalmente como herbal e incluso especiado. En taza ofrece un cuerpo ligero y sabor intenso.

¿Cómo se prepara?

Se trata de un proceso minucioso que se lleva a cabo en un çaydanlik, una doble tetera de dos recipientes. El de abajo para el agua y el de arriba para las hojas de té que esperan allí a que se caliente el agua y las haga infusionar. Una vez preparado, se sirve en pequeñas tazas de vidrio conocidas como çay bardagi, se endulza y se bebe caliente, acompañado de pequeños dulces.

Se prepara moliendo finamente los granos recién tostados y vertiendo después este polvo fino en un cazo con agua fría y azúcar, que se pone a cocer a fuego lento hasta producir la espuma deseada.