¿Sabes preparar un auténtico capuchino?
El capuchino es la bebida de café con leche más conocida y consumido del mundo. Cada país adapta su preparación a los gustos del consumidor pero un auténtico capuchino tendrá siempre las mismas características: un espresso, leche vaporizada y espuma.
¿Qué es un capuchino?
El capuchino o cappuccino encuentra sus orígenes en Italia, a principios del siglo XIX y su nombre vendría del hábito marrón opaco de los monjes Capuchinos que recuerda al color de la bebida.
En este época aún no existía el espresso y se preparaba con café filtrado y leche.
Es a partir del siglo XX con el nacimiento del café espresso que se creará el capuchino que conocemos hoy en día, con su leche vaporizada y microespuma.
El capuchino es una bebida de café con leche muy equilibrada, cuya sensación en boca tiene que ser suave, sedosa y delicada.
Aunque se pueda pensar que el capuchino es parecido al café con leche, es decir mitad café, mitad leche; el equilibrio de esta bebida reside en la armonía entre el espresso y la leche.
En cuanto a la leche, siempre es mejor usar leche entera para que, al vaporizarla, su textura sea más espesa y cremosa y proporcione una microespuma mucho más estable que la de la leche con menos nata.
Una forma de adentrarse en el café de especialidad
Para muchos baristas profesionales, el capuchino es una bebida tan familiar como apreciada por muchos que permite adentrarse en el universo del café de especialidad con esta bebida como referencia.
En efecto, el espresso de base del capuchino marcará la cantidad y tipo de leche que se le añada.
Si usamos un café con tueste oscuro y sabor más amargo, como sucede en la zona del Mediterráneo, se usará más leche texturizada.
En el caso de los cafés con tueste más ligero, se debe emplear menos leche.
Sea cual sea el café de especialidad en espresso empleado, la cantidad de leche vaporizada debe adaptarse a la cantidad de café para que el resultado sea una bebida con textura cremosa y sabor equilibrado.
Y la calidad del capuchino dependerá de la calidad del café, como todo en la vida.
¿Y los añadidos al capuchino?
Para algunas personas, un auténtico capuchino lleva en su microespuma un toque de canela o de cacao.
Estos añadidos son variaciones de la receta original del capuchino y se adaptan a los paladares de cada país.
En Europa, se suele añadir canela en polvo, al estilo vienés (capuchino de tueste ligero, menos espresso y canela).
En Oriente Medio aprecian el capuchino con un toque de cardamomo o de clavo.
Luego está el capuchino brasileño con cacao en polvo o también con canela.
Consejos para pedir un buen capuchino
Como hemos visto, existen muchas variantes del clásico capuchino pero no vale cualquier ingrediente.
Según los expertos, añadir una especia, sirope o sabor al capuchino no es ningún sacrilegio si se mantiene un aspecto clave: que predomine el sabor a café y sea equilibrado con la leche.
Los sabores añadidos deben de ser toques que permiten sacar a relucir los aromas y ofrecer una degustación agradable y sorprendente, sin alejarnos mucho del clásico capuchino.
Por tanto, puedes añadir tú mismo o pedir un toque de lo que más te guste siempre y cuando se respete esta norma.
Y también puedes acudir a una cafetería de especialidad con un barista profesional que hasta te preguntará si quieres un capuchino húmedo o seco.
El capuchino húmedo contiene más leche vaporizada y menos microespuma y posee un sabor un tanto más diluido; mientras que el capuchino seco se prepara con más microespuma que leche vaporizada, para una textura aireada y rígida que se armoniza con un espresso de tueste más ligero.
Como puedes ver, un capuchino es más que un espresso con leche y espuma, es una bebida con muchos matices y variaciones dignas de ser saboreados con calma.
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